En España se celebra la Inmaculada. Aquí es la fiesta del cordero.
Me pongo mi melfa nueva y me despido de los carneros. Ayer me divertí mucho con Minetu, pero hoy ha desaparecido, se ha ido con su sobrino Bachiri y con Maluha, su recien estrenada mujer.
Matan a los dos carneros y empiezan a comérselo por las tripas. Me preparan un pinchito que tiene muy buena pinta, pero no soy capaz de comérmelo porque está hecho de grasas de los intestinos y de algún organo interno, que no sé cual es.
El olor se me clava en la pituitaria. Todo es intenso aquí, la luz, el sabor, los colores... y los olores.
Ropa nueva y limpia. Pies fríos, carbón y corazón caliente.
Antes de comer juego con Hassina, con Halifa, con Susu y con muchos niños, vecinos y primos que no sé distinguir. 1, 2, 3, chucolata en-glés. Me encanta jugar con ellos, pero con el sol me empieza a doler la cabeza. Cuando entramos a comer pruebo por fín la carne, que está muy bien cocinada y me recomiendan que tome limón, porque hará que me duela menos la barriga.
Mucha gente viene de visita y los bañan en colonia y les dan caramelos. Dulces, chocolates y visitas están unidos: tíos, primos, amigos, amigos de amigos, de primos y de tíos. Todos rezan la misma letanía al encontrarse "¿Yak leva? ¿yak el jer? ¿yak leva? el jer, Inshallah!"... durante 5 minutos. Se preguntan y se responden sobre la familia.
Juego con Dada y su amiga Mailemnín al Dandandero en la jaima de la abuela. Es muy cariñosa y me quiere mucho. Mailemnín, que me da muchos besitos y me dice "¡Ay! ¡Qué bonita es!".
Por la tarde me doy un paseo por el mercado con Azmán y Mehtu, el hermano de Maimona, porque Dada se ha olvidado de mí. Luego aparece Dahman (Mohamed Ahmed). Y veo cómo ligan, miran a las chicas guapas, ellas les miran a ellos, siguen caminando, luego se vuelven...
Seguimos paseando y a la vuelta, Dahman se queda jugando al fútbol. Me duele la barriga (Según Dada la tengo llena de kk).
Al atardecer pasan unos españoles caminando cerca de la casa de Dada. Los niños les rodean, correteando a su alrededor como palomas que buscan las migajas que les echan. Los españoles les hacen fotos a decenas de ojos ansiosos y sonrisas mendicantes que se amontonan ante la lente de una cámara digital. Ante la visión de algunos caramelos saliendo de los bolsillos hispánicos, los niños vuelven a mostrar sus blancos dientes. Y la pareja se contenta de su viaje sin inmersión en esta suerte de parque temático.
La niña aparece por la noche y yo tengo muchas ganas de llorar porque he venido aquí a verla y, como es una niña, no cuenta con nadie y sale y entra cuando quiere, sin decir nada a nadie.
Han venido de visita después de cenar la madre de Larusi, otra tita de Dada (la que le gusta pintarse), Sumaya, la mamá de Maimona (que es matrona en el hospital de Smara) y otras muchas mujeres.
¡Yo quiero dormir!
Me duele la cabeza, tengo el estómago revuelto y me paso el día mareada, viendo borroso y con mal cuerpo.
Minetu, la hermana de Limgaybila, vuelve a dormir a casa. Dada se quedó dormida hace un rato, a pesar del jaleo, y Minetu nos cuenta chistes a Dahman, Azmán, Jadesha y a mi. La mayoría son sobre locos. Todos los chistes son muy suaves, sin humor negro, ni verde, por supuesto también sin palabrotas. Eso sí, los locos o lo dementes son motivos de burla. Como el que se lleva la basura, del que corren los niños (Hadeia, dice Dada). El pobre loco camina por la calle llevando botes y botellas de plástico vacías en las manos. Cuando se lo señalan a Sumaya, ella sale corriendo y se esconde. Por lo menos no practican con él uno de sus pasatiempos habituales: tirar piedras. Sólo salen corriendo y le insultan desde lejos.
Los locos de los chistes se tiran en paracaídas, nadan en la arena, arrancan tomates como si fueran coches... También hay uno al que le dicen Look, con el que me entretengo el resto de los días con Minetu.
Se me cierran los ojos... necesito dormir.
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