Sahara, miércoles 10 de diciembre

Sin los chicos, que están en Tindouf, todo es más aburrido, aunque siempre hay cosas que hacer. Maimona me dice que en el Sahara no hay tiempo para nada.
Yo creo que tienen el secreto para conservar todo el tiempo del mundo.
Me pongo mi melfa nueva y me hago saharahui por un rato en el marsa. Qué suerte ser casi invisibe, a pesar de que las manos me traicionen y me sigan diciendo lo blanquita que soy.
Les encanta y me preguntan qué pueden hacer para estar tan blancas como yo. Ellas se ponen miles de cremas, que les ponen la cara verde, como si estuvieran enfermas.
Me compran muchos regalos para traer a España. Compramos un juego de té, pjor, una chilaba para mi padre, pañuelos para mi y para mis hermanas, anillos, pulseras, llaveros... Por la tarde fuimos a la casa de Maimona y me puse malica. :( Me siento mareada, con dolor de cabeza y de barriga. Después de ver a unos borreguillos recien nacidos y de reirme un rato con unos niños que me preguntaban dónde vivo: pues en casa de Dada, claro.
Tengo que descansar un poco, porque tengo mal cuerpo, así que me viene muy bien que nos vayamos pronto. Me acuesto en cuanto llego. Me alegro mucho de que Dahman y Maimona ya hayan vuelto de Tindouf, porque así tengo más compañía.
Mai me cuida y me pone paños fríos en la frente, que cuando me los quita salen ardiendo.
Me quedo dormida y cuando me despierto me encuentro mucho mejor. Me habían puesto una silla tapada con algunas telas para que no me diera la luz.
Por fín consigo hablar con mis padres, lo que me tranquiliza mucho después de la tarde tan horrible que he pasado. Me dolían muchísimo los ojos, sentía las retinas secas y la cabeza parecá que me iba a estallar. Tenía unas ganas terribles de llorar.
Finalmente, despues de cenar descanso y vuelvo a tener sueños maravillosos.

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