Ojos verdes

Ayer volví a los campamentos de refugiados saharauis en un sueño.
Allí seguían las esperanzas y las frustraciones de cientos de miles de personas atrapadas en un agujero del tiempo. Cientos de ojos enormes y brillantes me sonreían. Ojos color tierra que me acogían y me hacían sentirme parte de algo importante, de ellos mismos.
Hasta que lloré y sentí lástima. Pero no por ver las condiciones en las que vivían esas caras de tez oscura, ni la lejanía de su horizonte deseado... Me inundó el desasosiego cuando una niña de piel fina y blanca, mejillas sonrosadas, pelo castaño y ondulado e inmensos ojos verdes me miraba y me pedía ayuda. Lloraba, y yo con ella. Y la pena me despertó.
Durante varios días me he preguntado qué quería decir aquel sueño. Seguramente nada, pero me hizo pensar en que quizá las personas que más necesitan ayuda y apoyo, suelen ser las que menos lo demuestran.
Y me vi reflejada en aquellas pupilas claras, y en su llanto, que no le dejaba ver que, con poco más que un puñado de tierra estéril y un par de ojos que te abracen con su sonrisa, se puede ser muy feliz.

El amor asesinado

Nunca podrá decirse que la infeliz Eva omitió ningún medio lícito de zafarse de aquel tunantuelo de Amor, que la perseguía sin dejarle punto de reposo.

Empezó poniendo tierra en medio, viajando para romper el hechizo que sujeta al alma a los lugares donde por primera vez se nos aparece el Amor. Precaución inútil, tiempo perdido; pues el pícaro rapaz se subió a la zaga del coche, se agazapó bajo los asientos del tren, más adelante se deslizó en el saquillo de mano, y por último en los bolsillos de la viajera. En cada punto donde Eva se detenía, sacaba el Amor su cabecita maliciosa y le decía con sonrisa picaresca y confidencial: «No me separo de ti. Vamos juntos.»

Entonces Eva, que no se dormía, mandó construir altísima torre bien resguardada con cubos, bastiones, fosos y contrafosos, defendida por guardias veteranos, y con rastrillos y macizas puertas chapeadas y claveteadas de hierro, cerradas día y noche. Pero al abrir la ventana, un anochecer que se asomó agobiada de tedio a mirar el campo y a gozar la apacible y melancólica luz de la luna saliente, el rapaz se coló en la estancia; y si bien le expulsó de ella y colocó rejas dobles, con agudos pinchos, y se encarceló voluntariamente, sólo consiguió Eva que el amor entrase por las hendiduras de la pared, por los canalones del tejado o por el agujero de la llave.

Furiosa, hizo tomar las grietas y calafatear los intersticios, creyéndose a salvo de atrevimientos y demasías; mas no contaba con lo ducho que es en tretas y picardihuelas el Amor. El muy maldito se disolvió en los átomos del aire, y envuelto en ellos se le metió en boca y pulmones, de modo que Eva se pasó el día respirándole, exaltada, loca, con una fiebre muy semejante a la que causa la atmósfera sobresaturada de oxígeno.

Ya fuera de tino, desesperando de poder tener a raya al malvado Amor, Eva comenzó a pensar en la manera de librarse de él definitivamente, a toda costa, sin reparar en medios ni detenerse en escrúpulos. Entre el Amor y Eva, la lucha era a muerte, y no importaba el cómo se vencía, sino sólo obtener la victoria.

Eva se conocía bien, no porque fuese muy reflexiva, sino porque poseía instinto sagaz y certero; y conociéndose, sabía que era capaz de engatusar con maulas y zalamerías al mismo diablo, que no al Amor, de suyo inflamable y fácil de seducir. Propúsose, pues, chasquear al Amor, y desembarazarse de él sobre seguro y traicioneramente, asesinándole.

Preparó sus redes y anzuelos, y poniendo en ellos cebo de flores y de miel dulcísima, atrajo al Amor haciéndole graciosos guiños y dirigiéndole sonrisas de embriagadora ternura y palabras entre graves y mimosas, en voz velada por la emoción, de notas más melodiosas que las del agua cuando se destrenza sobre guijas o cae suspirando en morisca fuente.

El Amor acudió volando, alegre, gentil, feliz, aturdido y confiado como niño, impetuoso y engreído como mancebo, plácido y sereno como varón vigoroso.

Eva le acogió en su regazo; acaricióle con felina blandura; sirvióle golosinas; le arrulló para que se adormeciese tranquilo, y así que le vio calmarse recostando en su pecho la cabeza, se preparó a estrangularle, apretándole la garganta con rabia y brío.

Un sentimiento de pena y lástima la contuvo, sin embargo, breves instantes. ¡Estaba tan lindo, tan divinamente hermoso el condenado Amor aquel! Sobre sus mejillas de nácar, palidecidas por la felicidad, caía una lluvia de rizos de oro, finos como las mismas hebras de la luz; y de su boca purpúrea, risueña aún, de entre la doble sarta de piñones mondados de sus dientes, salía un soplo aromático, igual y puro. Sus azules pupilas, entreabiertas, húmedas, conservaban la languidez dichosa de los últimos instantes; y plegadas sobre su cuerpo de helénicas proporciones, sus alas color de rosa parecían pétalos arrancados. Eva notó ganas de llorar...

No había remedio; tenía que asesinarle si quería vivir digna, respetada, libre..., no cerrando los ojos por no ver al muchacho, apretó las manos enérgicamente, largo, largo tiempo, horrorizada del estertor que oía, del quejido sordo y lúgubre exhalado por el Amor agonizante.

Al fin, Eva soltó a la víctima y la contempló... El Amor ni respiraba ni se rebullía; estaba muerto, tan muerto como mi abuela.

Al punto mismo que se cercioraba de esto, la criminal percibió un dolor terrible, extraño, inexplicable, algo como una ola de sangre que ascendía a su cerebro, y como un aro de hierro que oprimía gradualmente su pecho, asfixiándola. Comprendió lo que sucedía...

El Amor a quien creía tener en brazos, estaba más adentro, en su mismo corazón, y Eva, al asesinarle, se había suicidado.

Emilia Pardo Bazán

Prohibido el sexo, tocar la guitarra en la calle y molestar durante la siesta


La Ley de Vagos y Maleantes resucita después de más de 33 años enterrada, a través de la ordenanza que el Ayuntamiento de Granada aplicará a partir de finales de julio. Penas para mendicantes, vándalos y por escándalo público.

La Ley, que data de la Segunda República, fue modificada en 1954 por la dictadura para incluir en ella como delincuentes a los homosexuales. Los más de 180 artículos de la nueva Ordenanza de Convivencia aprobada por el Ayuntamiento de Granada, gobernado por el PP, no se atreven a tanto. Sin embargo, sí que sancionarán económicamente el uso de monopatín o pelota en espacios públicos, las pintadas, la instalación de pancartas o reparto de folletos y octavillas.

Hasta 1.500 euros puede costar aliviar las necesidades fisiológicas en la vía pública y hasta 3.000 euros mendigar o practicar sexo (sin necesidad de que haya transacción económica de por medio). Esta Ordenanza ha sido redactada por un Observatorio formado por todos los grupos políticos con representación en el Consistorio.

Sus repercusiones no se han hecho esperar. Con respecto a la mendicidad, Izquierda Unida se ha mostrado reacia a aprobar el texto, ya que considera los artículos del borrador demasiado “restrictivos”. Según el edil Francisco Puentedura, una normativa que busca fomentar el civismo y la convivencia no puede “sancionar económicamente [hasta con 3.000 euros] al que lucha día a día para sobrevivir”. Además, según el texto, los artistas ambulantes y callejeros, músicos, mimos, magos o malabaristas, también serían delincuentes, ya que, literalmente, la ordenanza prohibirá “el ofrecimiento de cualquier bien y servicio a personas que se encuentren en vehículos privados y públicos” y “las actividades que puedan obstruir el tráfico rodado (…) o impidan de manera manifiesta el libre tránsito de los peatones por los espacios públicos”.

La parte más positiva de esta Ordenanza es que la mendicidad encubierta, intrusiva o agresiva también será perseguida, por lo que la Policía Local tendrá que controlar que no se utilicen a menores o a mujeres para pedir. Del mismo modo, tendrán que perseguir también a los conocidos aparcacoches o gorrillas.

La siesta también estará protegida por derecho, ya que “con carácter general se prohíbe cualquier tipo de actividad molesta entre las 15 y 17 horas”. También se establece un horario para mover sillas, mesas o armarios, ya que “las reparaciones domésticas, cambios de muebles se efectuarán entre las 8 y las 21 en días laborables y entre las 10 y las 20 festivos y vísperas”.

Sin embargo, la medida más polémica es la de la prohibición de “la práctica, el ofrecimiento y la demanda de actos sexuales en lugares públicos”, una medida que se ha tomado exclusivamente para poder prohibir la prostitución en la ciudad, aunque no sea ningún delito registrado en el Código Penal.

La postura del Consistorio granadino es de momento única en España, ya que podrá multar con sanciones que oscilan entre los 300 y los 3000 euros a toda aquella persona a la que los agentes encuentren practicando sexo en la vía pública en varias ocasiones.

Otras ciudades como L’Hospitalet de Llobregat, Girona, Lleida o Barcelona ya tienen vigor Ordenanzas de Convivencia similares. En Barcelona, son sancionados los demandantes de sexo y en Lleida, tanto las prostitutas como sus clientes.

Pero en Granada va mucho más lejos y no sólo se criminaliza a las trabajadoras del sexo y a los que pagan por sus servicios, sino que se podrá sancionar a cualquier pareja que, a juicio de los agentes locales, haya sido amonestada en al menos dos ocasiones por practicar sexo en la vía pública. Más allá de la capacidad de la Policía Local para discernir sobre el grado de intimidad en las relaciones sexuales de una pareja, se esconde la velada protesta de los vecinos de la Carretera de Jaén, un supermercado del sexo abierto 24 horas frente a las casas de miles de granadinos.

Éstos, hartos de la suciedad y de escenas pornográficas a las puertas de sus garajes se organizaron para pedir al Ayuntamiento que erradicase la prostitución de su barrio. El Ayuntamiento respondió suspendiendo las pequeñas colaboraciones que aportaba a organizaciones como Cruz Roja, que trabajaban atendiendo a las chicas de la Carretera de Jaén en sus necesidades sanitarias, de información sobre sus derechos o de ayuda para buscar una alternativa laboral.

El concejal de Participación y Seguridad ciudadana, adalid de esta iniciativa, reconoce que “aunque la prostitución no es un problema en Granada en estos momentos, la ordenanza evita que esta actividad en la calle afecte a la convivencia ciudadana y establece al mismo tiempo medidas sociales como el Programa para la ordenación del Trabajo Sexual, que debe dar salida a la situación actual”.

De este programa nada se sabe aún, pero sí de las más de 400 identificaciones de clientes y trabajadoras sexuales que ha efectuado la policía en esta famosa carretera, que sirven para que estas personas ya estén en su fichero de amonestados. Además, la Ordenanza delimitará las zonas donde se podrá ejercer la prostitución, estableciendo perímetros de “seguridad” alrededor de colegios, zonas residenciales o turísticas.

Esta medida disuasoria ha provocado una desbandada de mujeres que, asustadas por las sanciones o la posibilidad de verse sin trabajo, se han dispersado por todos los pueblos del área metropolitana de Granada o se han trasladado a carreteras o polígonos donde se encuentran más desprotegidas y con menos recursos.

Organizaciones como la Federación de Mujeres Progresistas o la Asociación pro-Derechos Humanos de Andalucía en colaboración con Acción en la Red han denunciado que tras tanta ansia de civismo se esconde únicamente el afán recaudatorio de este Ayuntamiento, que “en ningún momento ha tenido en cuenta a las verdaderas víctimas de esta situación para ayudarlas, sino para perseguirlas”. Y las cuentas están claras: 400 identificaciones en el último mes, que hubiesen sido 400 denuncias a 3.000 euros cada una, por encontrarse cerca de urbanizaciones o lugares comerciales (incluso la estación de autobuses). En 30 días el alcalde de Granada, José Torres Hurtado (PP), habría conseguido recaudar 1.200.000 euros sólo en la Carretera de Jaén.

Desde el Consistorio afirman que representantes del colectivo Mujeres de la noche que buscan el día estaban presentes en la mesa de negociación y redacción del borrador de la Ordenanza. Sin embargo, desde esta asociación con sede en Alicante aseguran que no tenían conocimiento de la existencia de esta nueva Ordenanza.

Todas las asociaciones coinciden en que se intenta apagar la voz de las trabajadoras del sexo, a las que se les quita su modo de subsistencia y no se les proporciona ninguna alternativa. Las sanciones “introducen un elemento más de miedo y represión”, según la APDHA.

**Foto: Arsenio Zurita

Delara Darabi


Delara Darabi tenía 17 años cuando fue detenida y recluida en un corredor de la muerte en Irán. Como muchas otras jóvenes (y no tanto), estaba ilusamente enamorada de un cretino con el que entró a robar a la casa de su tío, como si de un juego se tratara. Cuando éste los sorprendió, el novio le mató, pero convenció a Delara para que declarase que había sido ella. Una menor sería juzgada con más vehemencia. Pasó tres años en prisión, aguardando un juicio justo y la clemencia que le habían prometido su padre y su novio al entregarse. Pero nunca llegó.

El 1 de mayo de 2009 a las siete y media de la mañana, el cadáver que un día fue Delara Darabi colgaba de una grúa en el patio de la prisión donde pasó los últimos tres años de su vida. Sus impresionantes dibujos describen los horrores de su cautiverio dejando al espectador con las entrañas en carne viva. Esa mañana a las 7 de la mañana, Delara llamó a su madre y le dijo que querían ejecutarla, que ya habían traído las grúas al patio. “Madre, sálvame”, imploraba. Poco después, los pasos de la joven se dirigían en soledad al destino que sus dirigentes le habían impuesto. Ni su familia, ni su abogado, ni la comunidad internacional pudieron acompañar esos últimos pasos de Delara. El mundo no habló, porque no vio que Delara nunca volvería a pintar.

Un mes después del asesinato esta joven iraní, el régimen de Mahmmud Ahmadineyad “sorprende” al mundo entero con una victoria conservadora, más que dudosa, fraudulenta. Entonces todos vieron morir a una joven de 27 años a través de Internet, en plena revuelta de los seguidores del opositor Musavi. La chica caía desplomada, desangrándose porque la bala que le había lanzado la milicia islámica basij, fiel defensora de Ahmadineyad, le había atravesado la aorta.

El mundo entero sabe quién es Neda Agha-Soltan. Su familia no pudo refugiarse en los vecinos y amigos para mitigar el dolor de su pérdida, porque no les dejaron celebrar su funeral y fueron obligados a abandonar su hogar. Neda miraba a la cámara mientras moría lanzando al mundo un grito desesperado de injusticia e impotencia.

Neda, su voz, su nombre estarán en el subconsciente colectivo cuando alguien hable de Irán. Pero que nadie olvide que, desgraciadamente, antes y después de Neda, las cárceles, las casas iraníes siguen llenas de Delaras cuya voz desesperada, sus angustiosos dibujos, se ahogan en una horca para siempre.

Rima LIII

Ahora comprendo mejor que nunca por qué ésta siempre fue mi debilidad de entre todas las maravillas del, a mi gusto, mejor poeta sevillano de la Historia.

"Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.

Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres...
¡esas... no volverán!

Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán

Pero aquellas, cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día...
¡esas... no volverán!

Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.

Pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido...; desengáñate,
¡así... no te querrán!"


Gustavo Adolfo Bécquer